En
esta entrega les traigo, por lejos, una de las mejores películas de amor/drama
que vi en los últimos tiempos. Perfecta para elegir en el “Dígalo con mímica”
cuando le toca a la persona que menos aguantamos. Un film que nos hace reflexionar
y lagrimear. Hablo de una verdadera joya escrita por Charlie Kaufman y dirigida
por Michael Gondry: “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos (1)” (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004,
ya casi diez años, ¡cómo se pasa el tiempo!). En fin, no sólo cuenta con un
guión y un montaje muy bien trabajados e innovadores, sino que también tiene un
elenco genial: Jim Carrey (que en cada película que hace se supera), Kate
Winslet (la cual ha dejado atrás su meloso rol de Titanic para convertirse en
una perla de Hollywood), Kirsten Dunst (quien se ganó mi corazón haciendo de
Mary Jane en Spider-Man 1,2 y 3);
Elijah Wood (el pequeño Frodo) y Tom Wilkinson (el cura del Exorcismo de Emily Rose).
El tema con el que da inicio el
film es una situación de ciencia-ficción que muchos/as desesperados/as por
amores no correspondidos o frustrados, abandono, engaño, o demás tristezas,
desearían que existiese: un tratamiento que borra de la mente a quien daña
nuestro corazón con sólo ser nombrado. Así es, el Doctor Howard Mierzwiak (Tom
Wilkinson) ha descubierto la forma de desaparecer los recuerdos dolorosos sin
que se afecte, en lo más mínimo, el cerebro del que toma la determinación.
¿Cómo funciona? Primero, se le manda una carta a todos los conocidos
contándoles la decisión que ha tomado el paciente y que a partir de allí no le
vuelvan a nombrar a quien se desea olvidar. También se le pide al paciente que
entregue cualquier objeto que tenga alguna carga sentimental. Y finalmente, en
una noche, mientras el paciente está dormido, se realiza el proceso de
desaparición de ese otro que lo angustia a través de un programa de computadora
y neurotransmisores.
¿Sería bueno que existiera algo que
nos borre, a elección, lo feo? Esta respuesta la tiene Joel Barish (Jim Carrey),
quien destrozado y decepcionado por recibir una carta que le informa que su
exnovia, Clementine Kruczynski (Kate Winslet), ha decidido llevar adelante
dicho tratamiento, se somete a lo mismo.
Al comienzo todo es perfecto
puesto que lo primero que se borra son los últimos sucesos de la relación, los
que llevaron a la inevitable ruptura, todo lo malo. Pero a mitad del
tratamiento surge el problema, puesto que cuando los feos recuerdos pasan, se empiezan
a borrar también los buenos. Entonces, la mente de Joel, su inconsciente, se da
cuenta, de lo que no pudo estando consciente: de que el borrar completamente a
ese ser amado incluía los buenos y bellos momentos. He ahí la respuesta. De
aquí en adelante, comienza la lucha del inconsciente contra el tratamiento, el
arrepentimiento, la desesperación, la angustia. Joel intentará rescatar y
guardar esos recuerdos, pues nada debe quedar en el olvido, sino que se debe
tomar como un aprendizaje para cambiar y mejorar.
Por otro lado, la forma en que
está contada resulta innovadora puesto que nos sitúa entre el presente de la
historia y la psiquis de Joel que recorre toda su historia con Clementine, en
varios flashbacks, desde el final de la relación hasta que se conocieron.
Estos fueron algunos de los rasgos que me interesaron
destacar de una película que nos hace pensar que lo más grande que nos puede ocurrir
en esta vida es amar y ser amado de vuelta, y lo que nos hace sentir que luego
de tanto amor valió la pena haber vivido, a pesar de los tragos amargos. El
olvido siempre es el peor de todos los caminos.
Queridos lectores, sé que me quedo corto con lo que expongo
porque para tratar una joya de esta magnitud no alcanzan las palabras así que
espero su ayuda. Si la vieron podrán cerrar todas las ideas que yo no pude y
contar qué sintieron al terminar de verla. Me queda por agregar: benditas sean
las mentes con recuerdos, buenos y malos, benditas porque gracias a ellos
siempre se aprende y se crece.
(1) Origen del título (sacado de Wikipedia): está inspirado
en un verso del extenso poema Eloisa to Abelard del poeta inglés Alexander
Pope. Ésta es la estrofa en la que aparece el verso en cuestión:
How happy
is the blameless vestal’s lot!
The world
forgetting, by the world forgot.
Eternal
sunshine of the spotless mind!
Each pray’r
accepted, and each wish resign’d.
Traducción:
¡Qué feliz es la suerte de la vestal sin tacha!
Olvidarse del mundo, por el mundo olvidada.
¡Eterno resplandor de la mente sin mancha!
Cada rezo aceptado, cada antojo vencido.
Alejandro José Pugliese
No comments:
Post a Comment