Es hora de ingresar a un escritor de todos
los tiempos, un maestro de la ciencia ficción, un humanista nostálgico por el
avance de la ciencia y la tecnología que poco a poco va destruyendo al hombre,
al amor y a la literatura; un estadounidense que hizo un homenaje marciano a la
narrativa de Edgar Allan Poe un Abril de
2005. Los ávidos lectores pueden adivinar de quién estoy hablando. Sí,
señores, de Ray Bradbury, que nos regala otra novela antiutópica que trata
sobre la gran hoguera de libros: “Fahrenheit 451″.
Primero un poquito de contexto: aquí los
habitantes del mundo viven en sus casas rodeados de televisores que los enajena
de una realidad mundial en inminente peligro de guerra atómica. Por otro lado,
los bomberos ya no apagan incendios, sino que con lindos lanzallamas queman y destruyen todo lo que sea arte o cultura
en el mundo. El nombre de este grupo piromaníaco es “Fahrenheit 451″, mote que
hace alusión a la temperatura en que se queman perfectamente las hojas de los
libros.
Montag y Beatty en el film de François Truffaut |
Para que puedan comprender el brutal
accionar contra la cultura y el arte deben saber que los poderosos los envían a
incinerar porque los ven como algo peligroso para la sociedad puesto que la
hace pensar, ser infeliz… y más fácil de manipular. La felicidad se pierde con
la lectura ya que quien lleva adelante esta práctica “se siente superior” y así
se agrava “la desigualdad intelectual” en la mayoría. La gente se violenta contra
los libros por ignorancia. En consecuencia, los gobernantes resuelven lo siguiente:
“si ellos son el problema, ¡quémenlos!
Hagan una sociedad ignorante, que se guié por un mensaje único y sin sentido
como el que les transmite su televisor”. Otra cuestión es que juzgan al
libro como algo inútil que llena la cabeza con problemas de personajes que nunca
existieron más que en la ficción (Porque no habrá escuchado estas palabras Ema
Bovary o Don Quijote).
Terminada la contextualización no viene mal
darles un poco del argumento para tentarlos a la lectura. Todo comienza cuando
el protagonista, Guy Montag, un bombero tierno que lucha contra la literatura,
que vive tranquilo con su esposa, Mildred, atontada por “la familia” que conforma
la televisión. Su vida es perfecta hasta que, una noche, conoce a Clarisse McClellan,
una joven que le mueve el piso con dos preguntas: “¿Lee alguna vez alguno de
los libros que quema?” y “¿Es usted feliz? Esto lo deja turbado y encuentra las
respuestas al entrar a su dulce hogar y hallar a Mildred inconsciente en la cama
por sobredosis de pastillas estimulantes.
Así Montag se da cuenta de que no es feliz (responde a la segunda pregunta) y empieza
a rescatar libros de los incendios en los que participa para leerlos, enfrentándose
al sistema y a su jefe. Les cuento hasta acá ya que la historia se vuelve más
emocionante así que los dejo con la intriga para que vayan, lo busquen y lo
lean ya que no tiene desperdicio.
Por último, destaco como Bradbury elige a
uno de los enemigo de los libros para convertirlo en el defensor de ellos hasta
el punto de arriesgar su vida. Un texto que hace reflexionar sobre la importancia
de la cultura y el arte. Una de esas lecturas que requiere que un lápiz a nuestra
disposición para subrayar las bellas ideas que transmite y grabarlas en lo más
profundo de nuestra memoria.
Las imágenes que agregué pertenece a la
películar de 1966 llevada al cine por François Truffaut con Oskar Werner como
Guy Montag; Julie Christie, Clarisse y Linda Montag, Mildred.
Alejandro José Pugliese
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