Entran al café, se
sientan, primero la mujer, último el hombre; se acomodan, piden algo para
tomar, conversan, fantasean, actúan, aletean.
- Ponemos el foco en un lado, pero el inconsciente mira todo. Podría nombrarse
a ese estado mental Ignorancia del momento. El que menos sufre, en ese caso, es el
que ve la totalidad, el que carece de moral o tiene la propia, un ser auténtico, no
hablo de la moral kantiana ni aristotélica, sino en general. En cambio, el
moralista cuando decide esa forma de vida se miente, se pone trabas para negar
lo que se le escapa, una venda en los ojos del instinto, de lo natural, del
inconsciente.
- ¿Cómo evitas los juicios que nos inculcan la familia, amigos,
escuela, televisión y demás?
- No lo pensas. Borrón mental, una suerte de Método Cartesiano, pero
echando a Dios sin escrúpulos. No te planteo que seas atea, creo en Dios, siempre
debe haber algo superior para no caer en el nihilismo, no me gusta chapotear en
la nada. ¡La moral cristiana habría que desterrar! ¡Qué primero fue el hombre!
¡Qué hay un camino correcto y otro que lleva a la perdición! ¡Eso, lo escribió
un hombre, no puede ser una elección de vida o sí! ¡Yo ni loco la elijo! Al
hablar de moral e inconsciente resalto que separando esas dos fuerzas se genera
una libertad superior, no te atas a la duda de esto no lo hago porque está mal
¡lo haces y listo!
- ¡Así todo sería un caos! La moral se creó para vivir en sociedad y
diferenciarnos de los animales.
- Sí, muy diferentes. Somos seres totalmente psicóticos que se visten
porque sienten vergüenza y no es moral andar desnudos; que trabajan a veces de
lo que no desean para conseguir dinero que les sirve, con suerte, para saldar
sus necesidades básicas y sentirían vergüenza si los ven comiendo de la basura
porque tienen hambre y hacen lo que necesitan, eso choca contra la moral y la buena
educación; hasta nos obligamos a dormir cuando no tenemos sueño por
miedo a despertarnos tarde y perder nuestro empleo, pero no lo hacemos,
habitualmente, por el cansancio natural o cuando se nos da la gana porque no es
moral dejar las obligaciones para descansar.
”Sé que es imposible y utópico de mi parte. A lo que voy es que, por
ejemplo, tengo ganas de besarte y aparecen un montón de moralidades en mi
cabeza, trabas que frenan el instinto y el sentimiento de hacer algo tan
natural como darte un beso. Mi acto cambiaría todo entre los dos, frente a los
compañeros de trabajo que analizarán si moralmente está bien que hagamos esto.
- ¡Tantas vueltas para besarme! Me gustas, soy consciente de que cambia
todo, que después de esto nos vamos a pensar de otro modo. Hay que relajarse
más, vivir porque los años pasan y…
- ¡Los años, los años, los años! ¡Esa palabra! Es inevitable que el
tiempo, que los años, como vos decís, pasen fisiológicamente, pero el tema va
más allá y lo saben todos, vos también. Un amigo me calmó un día planteándome
que el tiempo se mide por las despedidas. Lo repensé y para mí se calcula por
la experiencia, allí se encierra lo otro. ¡Qué experiencia más dura que la
despedida! En fin, la experiencia, tanto de vida como intelectual, es la que
nos hace madurar, no los años.
- Estoy de acuerdo, soy joven, pero pasé vivencias que caen sobre mí
como siglos, padres que siempre estuvieron encima, menos cuando los necesité;
frustraciones y engaños de todo tipo y muertes de seres amados. Soy consciente
de eso desde los doce años y de allí en adelante no dejé de reaccionar a favor
o en contra, pero reaccioné, lo viví, aceptando y amargándome lo menos posible.
- Está perfecto. No sirve ser un autómata que se cree feliz porque
tiene familia y trabajo pero nunca hizo sinceramente lo que quiso. Por ahí
pensó en algún momento “me quedo a vivir en San Luis y no le aviso a nadie” y
¡Zas!, apareció la moral, el “no podés porque”, la familia, la novia con la
cual está por casarse, su trabajo, así termina resignando lo que anheló por
miedo al rechazo y a quedar marginado, por ir a lo que le venden en un paquete
con la etiqueta lo seguro, y porque no podemos vivir solos. Te digo lo que
siento porque te veo tan linda y joven que no quiero que caigas.
- ¡Sos tan tierno! ¡Basta con la edad!, si me gustas es por eso, por lo
inteligente que sos.
- No es inteligencia, llamalo experiencia.
- Como quieras, pero dejaste en el tintero lo de la separación del
inconsciente y la moral, lo voy a
desarrollar a mi manera. Por ejemplo, hay días que desearía mandar al
diablo al jefe y lo sueño seguido, así que eso anida en mi inconsciente, pero
no lo hago porque me despedirían.
- ¡Ejemplo extremista, mujer!
- ¡Déjame terminar! En ese caso la moral sería un instinto de supervivencia,
de protección ante lo impuesto, tan primitivo como el inconsciente, y lo usamos
mucho. Estás en lo cierto al decir que somos psicóticos porque estamos
desnaturalizados y humanizados, pero no te preocupes tanto, la vida es una sola,
disfruta el momento, no te amargues, hay cosas que valen la pena. Dame un beso.