Sunday, May 17, 2015

Fantasía de vida (2008)


            Entran al café, se sientan, primero la mujer, último el hombre; se acomodan, piden algo para tomar, conversan, fantasean, actúan, aletean.

- Ponemos el foco en un lado, pero el inconsciente mira todo. Podría nombrarse a ese estado mental Ignorancia del momento. El que menos sufre, en ese caso, es el que ve la totalidad, el que carece de moral o tiene la propia, un ser auténtico, no hablo de la moral kantiana ni aristotélica, sino en general. En cambio, el moralista cuando decide esa forma de vida se miente, se pone trabas para negar lo que se le escapa, una venda en los ojos del instinto, de lo natural, del inconsciente.

- ¿Cómo evitas los juicios que nos inculcan la familia, amigos, escuela, televisión y demás?

- No lo pensas. Borrón mental, una suerte de Método Cartesiano, pero echando a Dios sin escrúpulos. No te planteo que seas atea, creo en Dios, siempre debe haber algo superior para no caer en el nihilismo, no me gusta chapotear en la nada. ¡La moral cristiana habría que desterrar! ¡Qué primero fue el hombre! ¡Qué hay un camino correcto y otro que lleva a la perdición! ¡Eso, lo escribió un hombre, no puede ser una elección de vida o sí! ¡Yo ni loco la elijo! Al hablar de moral e inconsciente resalto que separando esas dos fuerzas se genera una libertad superior, no te atas a la duda de esto no lo hago porque está mal ¡lo haces y listo!

- ¡Así todo sería un caos! La moral se creó para vivir en sociedad y diferenciarnos de los animales.

- Sí, muy diferentes. Somos seres totalmente psicóticos que se visten porque sienten vergüenza y no es moral andar desnudos; que trabajan a veces de lo que no desean para conseguir dinero que les sirve, con suerte, para saldar sus necesidades básicas y sentirían vergüenza si los ven comiendo de la basura porque tienen hambre y hacen lo que necesitan, eso choca contra la moral y la buena educación; hasta nos obligamos a dormir cuando no tenemos sueño por miedo a despertarnos tarde y perder nuestro empleo, pero no lo hacemos, habitualmente, por el cansancio natural o cuando se nos da la gana porque no es moral dejar las obligaciones para descansar.

”Sé que es imposible y utópico de mi parte. A lo que voy es que, por ejemplo, tengo ganas de besarte y aparecen un montón de moralidades en mi cabeza, trabas que frenan el instinto y el sentimiento de hacer algo tan natural como darte un beso. Mi acto cambiaría todo entre los dos, frente a los compañeros de trabajo que analizarán si moralmente está bien que hagamos esto.

- ¡Tantas vueltas para besarme! Me gustas, soy consciente de que cambia todo, que después de esto nos vamos a pensar de otro modo. Hay que relajarse más, vivir porque los años pasan y…

- ¡Los años, los años, los años! ¡Esa palabra! Es inevitable que el tiempo, que los años, como vos decís, pasen fisiológicamente, pero el tema va más allá y lo saben todos, vos también. Un amigo me calmó un día planteándome que el tiempo se mide por las despedidas. Lo repensé y para mí se calcula por la experiencia, allí se encierra lo otro. ¡Qué experiencia más dura que la despedida! En fin, la experiencia, tanto de vida como intelectual, es la que nos hace madurar, no los años.

- Estoy de acuerdo, soy joven, pero pasé vivencias que caen sobre mí como siglos, padres que siempre estuvieron encima, menos cuando los necesité; frustraciones y engaños de todo tipo y muertes de seres amados. Soy consciente de eso desde los doce años y de allí en adelante no dejé de reaccionar a favor o en contra, pero reaccioné, lo viví, aceptando y amargándome lo menos posible.

- Está perfecto. No sirve ser un autómata que se cree feliz porque tiene familia y trabajo pero nunca hizo sinceramente lo que quiso. Por ahí pensó en algún momento “me quedo a vivir en San Luis y no le aviso a nadie” y ¡Zas!, apareció la moral, el “no podés porque”, la familia, la novia con la cual está por casarse, su trabajo, así termina resignando lo que anheló por miedo al rechazo y a quedar marginado, por ir a lo que le venden en un paquete con la etiqueta lo seguro, y porque no podemos vivir solos. Te digo lo que siento porque te veo tan linda y joven que no quiero que caigas.

- ¡Sos tan tierno! ¡Basta con la edad!, si me gustas es por eso, por lo inteligente que sos.

- No es inteligencia, llamalo experiencia.

- Como quieras, pero dejaste en el tintero lo de la separación del inconsciente y la moral, lo voy a  desarrollar a mi manera. Por ejemplo, hay días que desearía mandar al diablo al jefe y lo sueño seguido, así que eso anida en mi inconsciente, pero no lo hago porque me despedirían.

- ¡Ejemplo extremista, mujer!

- ¡Déjame terminar! En ese caso la moral sería un instinto de supervivencia, de protección ante lo impuesto, tan primitivo como el inconsciente, y lo usamos mucho. Estás en lo cierto al decir que somos psicóticos porque estamos desnaturalizados y humanizados, pero no te preocupes tanto, la vida es una sola, disfruta el momento, no te amargues, hay cosas que valen la pena. Dame un beso.

Se besan, la mujer tiene la última palabra y el hombre fue el primero, planean, vuelven a la realidad